Ushuaia 24 de junio 2022.- Con la idea de relevar diferentes turberas alrededor de todo el mundo, comenzó en Península Mitre un proyecto que apunta a poner en contexto este ecosistema fundamental para el futuro del planeta.

Península Mitre es el puntapié inicial de esta aventura científica y audiovisual que llevan adelante Nicolás DeLuca y Luján Agusti. “Es un proyecto que se realiza con el acompañamiento de National Geographic Society y en el marco de “Climate Pledge”, un grupo de empresas que se propuso reducir a cero las emisiones de carbono para el año 2040”.

Son más de 300 las empresas que buscan reducir la crisis climática, mediante estrategias de descarbonización. Las turberas son un ecosistema fundamental para lograr revertir los efectos del calentamiento global y por eso surgió la idea de hacer un relevamiento a nivel mundial. “La idea es conocer turberas de diferentes lugares del mundo, para poder compararlas, ponerlas en valor y contar sus problemáticas y su contexto”, explica Nicolás.

“Entender la vida qué hay alrededor de las turberas”, dice DeLuca, reflexionando sobre el sentido del trabajo que están realizando. “Me parece la mirada más pertinente en torno a estos temas ambientales: empezar a pensar la naturaleza y su contexto y qué vínculo existe entre las turberas y las comunidades que hay a su alrededor“.

El equipo que forman DeLuca y Agusti decidió iniciar este proyecto (que tiene, de manera provisoria, el nombre de “Turberas”) en Península Mitre, ya que se trata de la región que abarca más del 80 % de las turberas que existen en nuestro país. “Lo que tiene de particular Península Mitre es que se trata de un lugar prístino; son turberas que se mantienen prácticamente intactas, sin presencia humana. La única competencia que tiene el ecosistema es el bosque que intenta crecer en estos terrenos ácidos. Uno puede apreciar esas turberas inmensas, haciendo su trabajo, procesando el carbono y el contexto es de una virginidad absoluta, de allí su enorme importancia”.

El difícil acceso es uno de los factores que ayudan a que la zona se mantenga virgen. “Cuando empiezan a construirse carreteras y caminos que facilitan la llegada del ser humano, es cuando aparecen otros intereses y comienza a sentirse el impacto. Para hacer este viaje tuvimos que ir en velero (el ‘Pic La Lune’, capitaneado por Diego Quiroga y con Juan Pablo Castro Videla como marinero asistente): fue una travesía de cinco días de la que también participaron Isadora Romero -una fotógrafa ecuatoriana que vino a específicamente a trabajar en esta expedición- y Marine Israel, guía especializada en Península Mitre que tenía muy bien detectadas las turberas que queríamos visitar”.

La primera parada fue en Bahía Slogget y luego, Bahía Aguirre. “Son dos zonas muy particulares. En Bahía Slogget hay dos acantilados en los que el manto de la turbera se va deslizando y se derrama sobre la costa, es una forma muy particular que tiene de expresarse la naturaleza. Luego, en Bahía Aguirre, hicimos base en el refugio y desde allí recorrimos un gran turbal y la zona que la gente conoce como ‘El Valle de la muerte’; precisamente porque, al caminar sobre la turba, el sendero se vuelve agotador y termina siendo un gran desafío en términos de aventura y situaciones extremas. Avanzamos lo más que pudimos hasta poder volar el dron y así apreciar la competencia entre turba y bosque”.

En el refugio tuvieron la oportunidad de entrevistar a Anselmino, uno de los pocos habitantes que tiene Península Mitre. “Fue la única persona que vimos viviendo en el lugar, experimentando lo que es vivir aislado. Lo que hacemos en cada sitio es tratar de abordar a los especialistas que nos puedan dar su mirada sobre el tema”, detalla DeLuca, quien se encuentra a cargo -junto con Luján Agusti- del material fílmico y fotográfico del proyecto.

En julio emprenden viaje hacia el Amazonas peruano, a un lugar llamado La Pampa, cerca de Puerto Maldonado (la capital departamental). Allí las turberas se encuentran totalmente intervenidas, ya que se practica la minería tanto legal, como ilegal. “Hay extractivismo y la deforestación es enorme. Son turberas tropicales de las que se extrae oro que hoy se están tratando de recomponer para que vuelva al estado más natural posible. Es el caso totalmente opuesto a Península Mitre”.

Luego vendrán Indonesia, el Congo y quizás Finlandia o Canadá. Todos los relevamientos formarán parte de un mapeo que quedará plasmado en una plataforma digital. “Es una página web donde podrá observarse esa comparativa y apreciar la especificidad de cada región. El objetivo es analizar el vínculo con el entorno, con los relatos que hay alrededor de cada una. Es conociendo lo que sucede en los lugares, que uno se los apropia y los pone en valor: ese es el poder que tiene contar buenas historias”.

Además de contar con el apoyo de National Geographic Society y Climate Pledge, DeLuca y Agusti buscan incorporar a la Universidad Nacional de Tierra del Fuego en el proyecto “para potenciar este trabajo científico gracias al rigor con el que se estudian las turberas desde hace muchos años en la Universidad. Queremos obtener un trabajo bien nutrido y sustentado por varias instituciones”.

Una historia bien contada y con rigor científico puede hacerla más accesible y así lograr que nadie se quede sin conocer el valor que tiene este ecosistema y la necesidad que existe de protegerlo. “Queremos darle esa magia poética desde la narrativa para poder trazar el puente necesario entre la ciencia y la comunidad. Creemos que cuanto más penetre la información en la sociedad, más se va a poner en valor el trabajo fundamental que se hace en torno a la cuestión ambiental”.

Agencia Ambiental 

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