Ushuaia 12 de diciembre 2022.- La Provincia de Tierra del Fuego se encuentra por estos días atravesando un difícil momento, ante el avance del fuego sobre la Reserva Corazón de la Isla, ubicada en la localidad de Tolhuin, donde ya se perdieron más de 8 mil  hectáreas de bosque nativo.

Pese a los esfuerzos mancomunados, los y las brigadistas no dan abasto para combatir los focos aún encendidos.  Ante este dramático escenario, docentes investigadores e investigadoras del Instituto de Ciencias Polares Ambiente y Recursos Naturales de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, aseguran que estamos ante una catástrofe socioambiental que pone en peligro no solo los ecosistemas sino también el patrimonio y bienestar de toda la sociedad fueguina.

Christopher Anderson es biólogo y doctor en ecología que trabaja en el ámbito del ICPA/UNTDF y es investigador de CADIC-CONICET. Como experto en biodiversidad opinó que dentro de las distintas amenazas para la conservación ambiental, un aspecto importante a tener en cuenta es cómo es ser humano afecta los regímenes de perturbaciones, entre ellas los incendios que impactan en la biodiversidad y los ecosistemas.  “En Tierra del Fuego, los incendios no son un fenómeno natural de la ecología, como pueden ser en otras partes del mundo donde existe una combinación de condiciones – incluyendo la aridez y las tormentas eléctricas – que hicieron que la flora y fauna evolucionaran estrategias acordes a este proceso. De hecho, existen en otros lugares especies vegetales que necesitan el fuego para reproducirse, pero no así los ecosistemas fueguinos”, explicó.

En este sentido, enfatizó que “es muy loable que ya hace varios años y ante un aumento en incendios de origen antrópico, asociado al crecimiento poblacional humano de Tierra del Fuego, el Gobierno Provincial implementó distintas medidas e institucionalizaron las acciones para el manejo y la prevención del fuego. Gracias a estos programas y recursos se vio una disminución en la frecuencia y magnitud de los incendios en zonas agrestes de la isla”.

 

Más conciencia, por favor

Anderson agregó que “lamentablemente, con lo que se vive ahora en la Reserva Provincial Corazón de la Isla queda en evidencia la necesidad de reforzar las acciones de parte toda la sociedad, porque sin la conciencia colectiva van a seguir brotando este tipo de incendios destructivos, lo cual pone en peligro no solo los ecosistemas fueguinos en un área protegida provincial sino también el patrimonio y bienestar de toda la sociedad fueguina».  Insistió que «esta catástrofe socioambiental puede ser evitada, pero para ello hay que aprender las lecciones del caso y redoblar nuestro compromiso con las acciones para la conservación y manejo ambiental”, alertó el especialista.

 

Por su parte,  la docente investigadora Dra. Romina Mansilla (ICPA/UNTDF)  analizó que desde hace unos años se vienen dando incrementos en las temperaturas y mayores sequías en el suelo en nuestra región, así como en muchas otras partes del mundo debido al cambio climático. «Los bosques de Nothofagus sp de nuestra zona se caracterizan por presentar grandes volúmenes de material combustible como troncos, ramas, que ante estas condiciones cada vez más frecuentes de menor humedad en el suelo, pueden prender fácilmente ante incluso pequeñas perturbaciones como colillas de cigarrillo mal apagadas ocasionando grandes pérdidas en estos ecosistemas», explicó la docente y enfatizó a su vez «por ello es muy importante, sobre todo en esta época del año, en las que las familias hacen mayor uso de los espacios naturales, respetar las normativas de prohibición de hacer fuego dadas las condiciones actuales».

Una catástrofe ambiental sin precedentes

En esa misma línea la Dra. Natalia Oro Castro (ICPA/UNTDF)  analizó que «hemos tenido incendios forestales significativos como en 2008 y 2012, pero estamos frente a una catástrofe ambiental sin precedentes».  Manifestó que los incendios forestales no forman parte de la dinámica de los bosques fueguinos. Sin embargo, Tierra del Fuego presenta algunas particularidades que facilitan tanto su iniciación como propagación. Entre ellas  mencionó «la acumulación de material vegetal muerto, los fuertes vientos y las bajas precipitaciones por las que estamos atravesando estos últimos años. Todos aspectos que debemos tener más que presentes hoy en día y que tal vez hace 20 años no los considerábamos».

En ese sentido,  la docente universitaria aseveró que los daños que provoca un incendio forestal sobre el ambiente son irreparables: «En la atmósfera se produce liberación de gases y partículas. El suelo es erosionado completamente, con su consiguiente pérdida. Los cursos de agua también se ven afectados tanto en sus caudales como en sus condiciones químicas. La biodiversidad de la zona incendiada sufre cambios drásticos en toda su estructura y composición».

Por último, Oro Castro lamentó que «sabemos cómo empieza un incendio forestal, pero nunca sabemos cómo puede terminar. El fuego ya se llevó 8.000 ha de ecosistemas con una historia ecológica y evolutiva única». Hoy más que nunca debemos tomar conciencia sobre la gravedad de este problema que nos atraviesa. Colaborar con la parte que nos corresponde como ciudadanos responsables». «Entendiendo que la prohibicion de encender fuego hoy va más allá de nuestros intereses personales. Estamos perdiendo nuestros bosques y la situación va a ser más grave en los próximos años. Considero que son más que razones suficientes para respetar y cuidar el ambiente en el que vivimos» concluyó la investigadora del ICPA.