Ushuaia 24 de marzo 2021.-         Guillermo Carlos Barrientos Vargas

Guillermo fue secuestrado el 7 de noviembre de 1977 en la ciudad de Córdoba. Tenía 24 años y había partido desde Río Grande para estudiar ingeniería. Con ese objetivo en mente trabajaba además en la empresa Fiat Concord.

Luego de cenar en casa de su mejor amigo y mientras esperaba el colectivo que lo llevaría a su domicilio en calle Guillermo Miller Nro 1227, es secuestrado por un grupo de civiles portando armas largas, que se había identificado como “fuerzas conjuntas de seguridad”. Ambos esperaban en la avenida Colón, pleno centro de la ciudad de Córdoba, cuando varios vehículos se detuvieron, obligándolos en forma violenta a subirse en dos de ellos. De allí en más el amigo de Guillermo pierde el rastro, desconociéndose el día de hoy su paradero”, relata el historiador Mingo Gutiérrez el 3 de noviembre de 2002 en su blog de historia Rastros en el Río.

«Cuándo mi hijo vino la primera vez de vacaciones tenía 17 años, después no lo vi más, y cuando lo fui a buscar a Córdoba no lo encontré en ningún lado, anduve en los juzgados, hablé con jueces y nunca más tuve novedades de él”, recordó con dolor Jovita Vargas, su madre, en una entrevista realizada por El Sureño en 2006.

Para mi es una herida eterna, era el único que tenía en la vida”, dijo la mujer, que falleció en 2012.

 

Juan Carlos Mora y Silvia Amanda González de Mora

Juan Carlos Mora nació el 24 de enero de 1956 en Río Grande y su familia lo llamaba «El Conejo», «El Conejo Blanco» o «Chino», como también lo hacían sus amigos. Militó en la FAEP y junto a Silvia militaron en la JUP y luego en la organización Montoneros. Fue secuestrado el 1° de diciembre de 1976 en La Plata.

Silvia Amanda González nació el 20 de abril de 1958 en Monte Grande, provincia de Buenos Aires. Junto a Juan Carlos fue secuestrada el 1° de diciembre de 1976 de su domicilio ubicado en la calle 15 N° 873 de la ciudad de La Plata.

El procedimiento fue realizado por un grupo de 10 a 15 individuos que se movilizaron en tres automóviles actuando a cara descubierta y por un tiempo de más de media hora; luego de identificarlos procedieron a atarlos de mano, encapucharlos, y llevárselos. Ella estaba embarazada entre tres y cuatro meses.

La pareja fue vista por sobrevivientes en el CCD «Pozo de Arana» y en la Comisaría 5° de La Plata. Posiblemente, también hayan permanecido detenidos en la Unidad N° 9 de La Plata.

En el marco de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas llevada adelante por el EAAF, los restos de la pareja pudieron ser identificados.

Silvia había sido inhumada como NN en el cementerio municipal de Avellaneda durante el primer semestre del año 1977. Esto fue confirmado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Ciudad de Buenos Aires, el 11 de marzo de 2010.

El EAAF restituyó los restos de la joven a sus familiares el 23 de marzo del mismo año.

Juan Carlos fue inhumado en el Cementerio Municipal de San Martín; su cuerpo ingresó en los registros como muerto en un enfrentamiento sucedido en la vía pública de la zona de Ciudadela el 3 de febrero de 1977. La identificación de sus restos fue certificada el 9 de junio de 2011 por resolución 10/11 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Ciudad de Buenos Aires.

El niño/a que debió nacer en cautiverio continúa desaparecido.

 

Florencia Angélica Rojas

Florencia Angélica Rojas, conocida como «Lita», era maestra en la Escuela N° 8 de Río Grande y el 13 de diciembre de 1982 recibió un balazo disparado desde el casino de oficiales del BIM 5. Murió horas después en el Hospital Regional.

Por entonces, el batallón estaba a cargo del capitán Carlos Robacio y según la Multisectorial de Derechos Humanos, el caso «nunca se investigó«, «no hay registros oficiales del hecho» y los familiares recibieron cómo única explicación por parte de Robacio que «un grupo de militares estaban pasados de copas y uno disparó«.

«Lita estaba con unas amigas dando la típica vuelta al perro en el auto. Ella viajaba como acompañante. La llevaron al hospital y murió. Nadie fue enjuiciado y en plena dictadura no era fácil reclamar«, relató a Télam la periodista Yolanda Dips, integrante de la Multisectorial.

Nelly Gómez, una de las tres amigas de la maestra que viajaban a bordo del mismo vehículo «marca Renault», recordó que habían salido a tomar un café para celebrar la finalización del año lectivo y que unos días después se iban de vacaciones.

«Me acuerdo que al pasar por el casino había chicos festejando el egreso de la escuela y tiraban petardos. Lita se quedó callada. No decía nada. Después descubrimos sangre y la llevamos urgente al hospital. El auto tenía varios orificios de bala«, señaló Gómez a una radio de Río Grande.

También dijo que al día siguiente hubo una manifestación de protesta, pero que al poco tiempo, un militar del BIM 5 le hizo saber que «te conviene dejar de joder porque ya sabemos quién sos y dónde vivís«.

En diciembre de 2018, familiares de Florencia redactaron una carta al cumplirse 36 años de su asesinato.

“El 13 de diciembre de 1982, fue brutalmente asesinada la docente Florencia Angélica Rojas. Ese trágico día la docente se encontraba paseando en auto con sus amigas por el centro de la ciudad, cuando estaban a metros de la intersección de la Avenida San Martin y Espora”.

“Desde el casino de oficiales les dieron la voz de alto, las jóvenes iban charlando y con los vidrios altos por lo cual no escucharon la orden. Ante esta situación el militar tomo la decisión de disparar a las personas que iban en el vehículo con total impunidad, como era característico de las fuerzas armadas en plena dictadura”.

“El disparo fue certero y mato a Florencia. Tenía toda una vida por delante, una familia que la amaba y sus alumnos de la Escuela N° 8 que disfrutaban a diario de sus clases”.

“Hoy desde las altas cúpulas de la Nación hablan de autorizar a las fuerzas a disparar por la espalda sin dar la voz de alto, pero no queremos más Florencias, porque ya dijimos nunca más, no podemos permitir que eso pase”.

“Durante años se intentó tapar su historia o plantear que fue un simple exceso, pero no solo esa decisión estaba apañada por las altas cúpulas militares de la ciudad, sino que los responsables materiales e ideológicos de este tipo de acciones fueron protegidos”.

“Su familia siempre la recordará y esperamos que así sea con todos y cada uno de los fueguinos. El sistema y la justicia corrompida por la dictadura no supieron o no quisieron darle justicia, es nuestra obligación mantener viva su memoria todos y cada uno de los días.

¡Florencia Angélica Rojas presente! ¡Ahora y siempre! Nunca te olvidaremos, tu familia”.

Fuente publicación: Critica Sur

Fuentes consultadas: El Sureño / Mensajero del Río / Télam / basededatos.parquedelamemoria.org.ar /  abuelas.org.ar