Río Grande 07 de agosto 2017.- El llamado «Plan Patagonia» del gobierno nacional en Tierra del Fuego ha consistido básicamente, por un lado, en sacar el subsidio al gas y dolarizar sus tarifas y, por otro,  en no prorrogar el subrégimen de promoción industrial mientras se abrían las importaciones. A esto tendríamos  que sumar la eliminación por decreto del régimen promocional de reembolsos del que gozaba el puerto de Ushuaia, lo que implica ya la declinación de la actividad, de la inversión y del trabajo local en beneficio de los puertos bonaerenses.
Pero para no ser injustos tampoco deberíamos olvidarnos del «dibujito» del puente del diputado PRO Gastón Roma sobre la parte chilena del estrecho de Magallanes, que vendría a ser el más «serio» proyecto constructivo para nuestra provincia.
Así las cosas, el único cariz positivo del «Plan Patagonia» en Tierra del Fuego se ha capitalizado en Menlo Park, California, donde tiene su sede Facebook, empresa a la que le pagan diariamente fortunas para que nos atormente con las publinotas de Héctor Stefani, el delegado de Cambiemos en nuestra provincia.
Sin embargo, en este escenario de catástrofe hay una luz de esperanza si se atiende a dos datos: la quita de subsidio al gas está en progreso pero finalizará recién en el año 2022 y el subrégimen de promoción industrial vence en 2023. La esperanza surge del hecho que las fechas en las que se termina de consumar plenamente el efecto desastroso de las medidas de Macri superan a su propio mandato. Macri termina su mandato en 2019 y entonces los plazos del 2022 y 2023 nos dan margen para revertir las medidas de desertificación que ha determinado el gobierno nacional para nuestra provincia.
Para dimensionar el daño producido a Tierra del Fuego, digamos que la Resolución 212 de 2016 del Ministerio de Energía del gobierno de Macri dolarizó las tarifas de gas e implementó una quita progresiva del subsidio en la Patagonia que será plena en el año 2022 llevando de 1,29 dólares el MMBTU a 6,72 dólares. Apenas algo más de una sexta parte de ese aumento se ha implementado hasta ahora, pero de manera total representará un incremento (sin tener en cuenta la devaluación del peso frente al dólar) del 600 % para clientes residenciales y más del 1000 % para consumidores comerciales del fluido. Por eso la proselitista exención del IVA en la factura del gas para Tierra de Fuego, exhibida con euforia y pedidos de agradecimientos por parte de los exóticos militantes macristas de nuestra provincia, resulta ridícula ya que representa la quita de apenas un alícuota del 10,5 % para el caso de usuarios residenciales y del 27 % para usuarios comerciales.
Para festejar lo exiguo de esta exención en comparación a la suba que implica la quita del subsidio, por lo menos no hay que saber restar, entre otras carencias intelectuales. Sería como alegrarse por perder 60 a 1 en el caso de los usuarios residenciales o por 100 a 3 en el caso de los usuarios comerciales.
Por otro lado, la no extensión del subrégimen de promoción industrial significa desincentivar cualquier tipo de inversión productiva en la Provincia ya que seis años de horizonte no garantizan una perspectiva sólida de retorno para ninguna apuesta productiva. El gobierno nacional, entonces, para matar la industria electrónica de Tierra del Fuego debe hacer simplemente lo que mejor sabe: nada.  En este sentido Marcos Peña ya dijo que la prórroga del subrégimen no es una prioridad para el gobierno nacional y ni siquiera está en estudio. Si a esto le sumamos la apertura de las importaciones y la caída abrupta del consumo en todo el país, entendemos porqué se han perdido 5000 puestos de trabajo en el sector industrial fueguino y porqué la perspectiva a futuro solo puede ser peor.
Por lo tanto, es necesario que los fueguinos enviemos con nuestro voto un mensaje contundente a quienes intentan con miopía de porteños destruir nuestro estilo de vida y han iniciado estas dos cuentas regresivas que terminan en 2022 y 2023 respectivamente. Años donde se completarán unos daños que hasta ahora son solo parciales aunque ya ha resentido la actividad económica y el tejido social de nuestra provincia de manera significativa.
Nuestro voto puede ser útil si entendemos que la condena a plazo fijo que nos han impuesto puede revertirse y que es necesario  comenzar a construir ya el día después de Macri. Porque es su gobierno y sus políticas lo que debe ponerse en cuenta regresiva. Si queremos gozar de un recurso natural que producimos y pretendemos seguir siendo una provincia industrial con oportunidades laborales para la mayoría, es necesario negarles el voto a los candidatos de la Alianza Cambiemos (Pro, UCR y Coalición Cívica) que representan el estrangulamiento de nuestra provincia y su población.
En contrapartida, necesitamos que los representantes de Tierra del Fuego del resto de los sectores políticos, que se sumen en el futuro, asuman el compromiso irrenunciable de restablecer por ley el subsidio al gas antes de 2022 para que dejen de caer más fueguinos en condición de pobreza energética (28 % de la población de Tierra del Fuego ya se encuentra en esa situación según un estudio de nuestra Universidad) y para establecer también por la vía del Congreso la estabilidad y perspectiva de futuro que requiere el subrégimen de promoción industrial de la ley 19.640.
(*) Secretario de Cultura y Extensión de la UTN