Ushuaia 27 de marzo 2024.- Walter Ruano, César Barrientos y Mariana Duce cuentan cómo viven y practican la increíble experiencia de nadar en aguas frías, muchas veces cerca del punto de congelamiento. Atraídos por el paisaje, el deporte y el desafío personal, cada uno relata su experiencia e invitan a toda la comunidad a acercarse a participar.

“Cuando llegué a vivir a Tierra del Fuego, no podía entender cómo había tanta agua y nadie se metía”, recuerda Walter Ruano, quien llegó a Ushuaia hace 25 años y forma parte del Beagle Team, un grupo integrado por nadadores de aguas frías y Ushuaia SUP, quienes practican Stand up paddle.

César Barrientos y Mariana Duce son otros dos integrantes de ese equipo de nadadores, apasionados por las bajas temperaturas, que cada vez son más. “Walter es un referente de esta disciplina -cuenta Barrientos-, y la lleva adelante desde hace unos 30 años. A partir de que empezamos a hacer algunos eventos, la actividad comenzó a volverse más masiva”.

Mariana Duce  -quien se dedica a la docencia en una escuela experimental- cuenta cómo es practicar este deporte, mientras lleva adelante su vida cotidiana: “Integro mi actividad del nado en aguas frías a través de la concientización del mar, acercándoles a los chicos en la escuela la actividad a través del relato y, con los más grandes, proponemos caminatas en el agua”.

Mariana comenzó a nadar siendo muy pequeña, en pileta. “Luego salté a las aguas abiertas y el nado en aguas frías lo practico desde hace cinco años. Entré en un grupo llamado NAF (Nadadores de aguas frías) en el que nos congrega la oportunidad de nadar en diferentes paisajes de todo el país. Lo que más me apasiona es disfrutar de un nado al aire libre, sin límites y disfrutando del entorno… A veces la pileta se siente como nadar en una pecera”.

Walter Ruano, guardavidas de profesión, al llegar a vivir al sur se impresionó con “semejante cantidad de lagos, lagunas y mar”, en los que nadie se sumergía. “Empecé de a poco, hasta que el cuerpo se adaptó; fue una novedad en la provincia porque aquí no se metía nadie en el agua. Junto a Hugo Laudado y Alfredo Viggianiani fuimos los tres creadores de esta historia en Tierra del Fuego”.

Barrientos, por su parte, asegura que una vez que probó el nado en aguas frías, ya nunca lo pudo dejar: “Soy guardavidas y cuando vi por televisión imágenes de una persona nadando en Ushuaia pensé ‘¿A este loco qué le pasa?’. Ese loco hoy es un amigo y uno de los referentes de esta actividad, Walter Ruano”. César es locutor oficial del Gobierno de Tierra del Fuego, y también alterna su trabajo con la práctica del nado.

Walter resalta que se trata de una actividad beneficiosa porque fortalece el sistema inmunológico: “Te sube mucho las defensas, debido al esfuerzo que tiene que hacer el cuerpo para contrarrestar el agua fría. Aunque parezca increíble, la sensación de bienestar es fuertísima: saliendo del trabajo, o en cualquier rato libre que tenga, voy a la playa, me pongo al sol un rato y entro al agua a nadar”.

Consultado acerca de los riesgos asociados a este deporte, el nadador explica que “El deporte se realiza con mucha prevención y seguridad. Se empieza de a poco y vamos incrementando un minuto más cada vez que nos metemos, hasta llegar a media hora. Somos más de 2.500 las personas que lo hacemos a nivel nacional, hay más de 100 en Uruguay, y 50 en Chile y nunca ha pasado nada; hay muchos nadadores activos en la provincia (Río Grande, Tolhuin y Ushuaia). Se necesita práctica y entrenamiento -como cualquier deporte- pero no es de riesgo”.

 “Bien entrenados, podemos quedarnos en el agua alrededor de una hora o más. En este momento, la temperatura del Canal está en 9 grados, pero en pleno invierno no supera los 3. Además, nos metemos en lagos y lagunas de montaña que son de agua dulce y se congelan y están siempre cerca de los cero grados”, cuenta Ruano.

Nadar en esas aguas casi al punto del congelamiento ha sido uno de los desafíos de Walter. “En septiembre fui a los fiordos chilenos, donde nadé entre los bloques de hielo. Dos veces hice el cruce del Canal Beagle, al que entramos incluso en pleno invierno con la nieve hasta los tobillos y una temperatura fuera del agua de -5 o -8 grados. He nadado en lagunas de glaciares, con los témpanos dando vueltas al lado mío”. Duce y Barrientos también han realizado nados en el Canal y en varios espejos de agua de toda la provincia.

“En muchos de los lugares donde nos solemos meter encontramos colchones de algas, que son parte fundamental de la vida marina”, dice Barrientos. Walter Ruano cuenta que en los bosques de algas “encontramos centollas, cangrejos y más de diez variedades de estrellas de mar”.

Los bosques sumergidos de macroalgas están conformados por conjuntos de algas pardas, que pueden medir entre 2 y 30 mts. Tienen la capacidad de crear un hábitat que brinda refugio, alimento, áreas de reproducción y cría a miles de especies marinas (desde microorganismos, hasta delfines australes y centollas). Debido a que captan carbono y generan oxígeno, son aliados fundamentales contra el calentamiento global.

“Es muy particular la sensación de nadar sobre las macroalgas, tenés que reptar sobre ellas o pasar por unos canales que se forman entre los bosques. Es maravillosa la visual que tenés bajo del agua”. Mariana cuenta que su sueño es nadar en Península Mitre, para mostrar la importancia de esos bosques de macroalgas y que puedan ser protegidos también en otros lugares.

También y al igual que Walter Ruano, sueña con nadar en la Antártida “Mis desafíos son buscar aguas cada vez más heladas, y nadar por más tiempo” agrega.

El jueves 21 de marzo por la tarde, el equipo de Beagle Team organizó, junto a Fundación Por el Mar, una clínica de iniciación en nado en aguas frías en la playa ubicada en la zona del Hotel Tolkeyen, en Ushuaia. Es importante mencionar que actualmente Playa Larga es el único lugar habilitado para la práctica de nado. La actividad comenzó con una parte teórica para entender las bases de la actividad y cómo llevarla a cabo de manera segura, y luego ingresaron hasta las rodillas en el agua fría. La clínica estaba dirigida a principiantes y para muchas de las personas, era la primera vez en tan bajas temperaturas.

PEM es una organización de conservación marina que tiene como objetivo promover la protección del océano y sus especies. Con un variado equipo de especialistas, que incluye activistas, científicos, comunicadores y referentes en políticas públicas. Uno de los objetivos de la Fundación es brindar información sobre los ecosistemas marinos y acercar a la gente al mar, por qué no, a través del nado en aguas frías.

“La mejor manera de conocer el ambiente donde vivimos -opina Barrientos- es preguntando, conociendo. Es muy importante la concientización sobre el cuidado de los valores naturales; para quienes practicamos el nado, el agua es fundamental”.

Mariana Duce -una de las coordinadoras de la actividad- opina que “la gente estuvo muy conforme y feliz. Algunos ya habían hecho ingresos al agua; contamos experiencias sobre cómo cada uno estaba acostumbrado a sumergirse y qué era lo más recomendable”.

Aunque varias personas estaban temerosas antes de ingresar, todos se interesaron por la actividad y quedaron con ganas de que se repita. María Besoytaorube, una de las participantes, agradeció esta nueva manera de conectarse con el mar y aseguró que es una experiencia que le gustaría repetir: “Fue la primera vez que me metí al mar en Tierra del Fuego, con tanto frío, de noche y por tanto tiempo. Estoy muy contenta de haberme dado la posibilidad de intentar algo nuevo y voy a seguir yendo”.

Y Duce concluye, “Entramos de a poquito… Estaba justo saliendo la luna, muy hermosa. Entonces, nos dimos la mano y fuimos respirando profundo, entrando al agua todos juntos. En el agua, hicimos un abrazo como hacemos siempre todos los nadadores y estuvimos muy bien y felices”.

Agencia Ambiental 

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