Ushuaia 15 de junio 2017.- La normativa define como biodigestor “al sistema sencillo, ecológico, higiénico y económico en su mantenimiento que tiene como función el tratamiento séptico de las aguas negras residuales, cuyo diseño incluye un proceso de retención de materia suspendida y degradación séptica de la misma, así como un proceso biológico anaeróbico en medio fijo (biofiltroanaerobio), en donde el efluente es infiltrado en el terreno inmediato donde termina su tratamiento, erradicando así la incidencia de enfermedades infecciosas, contagiosas y transmisibles por medios hídricos, minimizando los riesgos de contaminación”.

Los concejales dispusieron que la secretaría de Medio Ambiente de la municipalidad sea la autoridad de aplicación y lleve un registro detallado de los usuarios que estén en uso del sistema y de las futuras autorizaciones para la implementación.

La ordenanza dispone que tanto la instalación como la adquisición del biodigestor correrán por cuenta del usuario y que el aparato “deberá ser de polietileno y tener una capacidad mínima de 600 litros” que se incrementará cuando el número de personas que utilizan el sistema sea mayor a 4.

Aquellas construcciones preexistentes ubicadas en sectores que, a juicio de la secretaría de Medio Ambiente, requieran con urgencia solucionar problemas derivados de efluentes contaminantes, lo harán en lo inmediato mediante este método, el que reemplazará los pozos ciegos o cualquier sistema similar que produzca un daño ambiental, según establece la normativa.

El texto aprobado dispone que la instalación que no cuente con campo de infiltración y aislación térmica se considerará deficiente, estableciéndose de inmediato la desinstalación, a cargo del usuario infractor.

“El biodigestor, bajo ningún punto de vista reemplaza a la red cloacal”, tranquilizó el concejal Juan Carlos Pino (FPV – PJ) a los vecinos, “ni reemplaza la obligación que tiene el municipio por Carta Orgánica de entregar tierras con los servicios”, amplió el concejal Silvio Bocchicchio (ECoS).

En tanto el concejal Ricardo Garramuño (MPF) solicitó el giro a comisión del proyecto debido a que consideró que para instalar los biodigestores “necesariamente tenemos que instalar las cámaras sépticas y analizar otros aspectos técnicos de este sistema”.

Por su parte el concejal Tomás Bertotto (PRO) entendió que “este sistema probablemente no sea una solución definitiva pero llega como paliativo, porque un biodigestor es mucho mejor que un tacho de 200 litros; entonces, mientras llega el servicio cloacal, esta es la mejor opción para asegurar la calidad de vida de los vecinos y el cuidado del medio ambiente”.

El radical Juan Manuel Romano (UCR) acompañó la ordenanza porque “sin dudas mejora la calidad de vida de la gente” dijo, y entendió que “ésta es una idea superadora”.