Ushuaia 21 de agosto 2020.- Desde la cocina de Volver, que fundó hace 32 años, y pese a verse afectado por el cierre del turismo y sus consecuencias en la gastronomía, Lino Adillón no baja los brazos en la lucha contra las salmoneras. Con el objetivo lograr que se apruebe la ley que prohíba el avance de la industria en la provincia, cocinó para los legisladores de Tierra del Fuego una vianda muy particular con el mensaje de “No A La Salmonicultura”. Dado el contexto, no todos pudieron estar presentes en la Legislatura en el momento en que se les acercó el plato, pero se les hará llegar el voucher correspondiente para poder disfrutar del mismo.

En el transcurso de un año, desde que se presentó el proyecto de ley, en el país vecino de Chile hubo más de 6 escapes masivos de más de 3.000.000 de especímenes, 259 denuncias contra la industria, colapsó un centro de cultivo y dos países prohibieron la compra de salmón chileno por la presencia de enfermedades.

 

Por eso en el caso de Tierra del Fuego, instalar la salmonicultura en un espacio (todavía) tan prístino iría en contra de cualquier proyecto anclado en este tipo de turismo, y en definitiva en la naturaleza de la provincia, del cual se ven beneficiados distintos sectores de la sociedad. La salmonicultura, que aparece como una posibilidad de inversión, no solo no resolvería los problemas sociales de la región sino que, resultaría en una estrategia de desarrollo que no se ajusta a las necesidades del presente, ni contempla los cambios que exige la actual crisis global.

La acción se llevó a cabo en vivo a través de redes sociales mientras se explicaba sobre los impactos de las salmoneras y se respondían preguntas de los espectadores. Según Lino “en Argentina se consume carne, puede ocupar otro lugar importante la pasta, el pollo y por último el pescado. Tenemos una cultura muy de espalda al agua, tanto en lo alimentario como en lo cultural. Yo cocino productos del mar que identifican la zona de Ushuaia, del fin del mundo. Pesca local y otros productos que también se encuentran cerca de la Isla de los Estados y al sur. Pero sobre todo pesca artesanal, revalorizando a los originales de esta tierra, los canoeros. Yo no ofrezco salmón en mi restaurante, la idea de esto es que se genere también una conversación. La cocina con pesca artesanal, es un trabajo a tiempo completo, pero da mucho más placer, aparte de que somos conscientes de lo que estamos haciendo, lo que esto genera.” Por este motivo, “ La idea de acercar los platos a la legislatura, es que ellos también puedan ver la importancia de los productos locales y piensen que puede significar perderlo por causa de la salmonicultura”.

 

El parate económico global como resultado de la pandemia, ha golpeado a casi todos los sectores, pero uno de los que más se ha visto afectado ha sido el turismo. En Argentina, el ingreso anual de esta actividad representa 15 mil millones de dólares, que es el equivalente a la cuota sojera anual o al gas y el petróleo juntos. El 10% de todo el turismo en nuestro país corresponde a Tierra del Fuego, empleando en Ushuaia a más de 5000 personas de manera directa y 16.500 personas indirectamente. 

Este contexto ha generado una situación crítica para el sector, pero especialistas alrededor del mundo, coinciden que cuando se reactive la economía, la actividad del turismo será una de las más beneficiadas, y refieren, específicamente, al turismo de naturaleza. Los nuevos protocolos de viaje, la necesidad de encontrar lugares alejados y menos concurridos que las ciudades, y la necesidad de “aire libre por causa del encierro”, apuntan a que las escapadas a la naturaleza y nuevos destinos serán los más buscados.

En este sentido, la actual crisis se transforma en una oportunidad para acelerar transformaciones necesarias para un desarrollo que contemple la sostenibilidad de los recursos y la revalorización de lo local. 

 

Para Lino, el desafío es “posicionar la naturaleza unos escalones más arriba, trabajo que tenemos que hacer todos. Esta generación no ha hecho mucho, pero esperemos que las generaciones que vienen puedan lograrlo.”  Para el chef, si bien los gobiernos comprenden su valor, a veces estos temas no resultan importantes dentro de la agenda pública.

Angeles De La Peña (SANHV) comentó sobre el mensaje de la acción “si se permite que se instale la salmonicultura, estaríamos perdiendo el Fin del Mundo, Chile es un ejemplo de lo que puede suceder. Es una decisión que esperemos que no se tome y por eso es necesario que se apruebe la ley que prohíbe la industria en Tierra del Fuego, y que también sirva de inspiración para otros países”.

Llegando al final de la charla en la cocina de Volver se habló también sobre este contexto, Ángeles comentó “hoy se sabe sobre los impactos que tiene a nivel ambiental, sanitario y social la cría intensiva de cualquier animal. Sobre todo, en un contexto de pandemia, donde problemas que se desprenden de este tipo de producción son muchas veces la causa de enfermedades que se transmiten a las personas y, también causa de que muchos antibióticos para tratar infecciones humanas ya no sean eficaces. Estamos en un punto de inflexión para que se repiense nuestra relación con la naturaleza, entender que la situación actual que estamos viviendo es consecuencia directa de la presión que se le ejerce a los ecosistemas naturales ha hecho que por ejemplo, la sociedad se exprese ante la posibilidad de las granjas porcinas o la quema de los humedales del Paraná. En este caso, la comunidad valora y sabe lo que significa el “costo” de perder un ecosistema tan importante como lo es el del Canal Beagle.”

Alrededor del mundo se han empezado a cerrar las puertas a esta industria, en gran parte por las consecuencias de la actividad. Pero, aunque el gobierno ha expresado la voluntad de no avanzar con este proyecto, la necesidad de expansión por parte de las empresas salmoneras es cada vez mayor y hay cada vez menos lugares donde hacerlo. Cada diez años aproximadamente, los centros de cultivo necesitan cambiar su ubicación porque el espacio a donde se instalan termina destruyéndose. No hay ninguna prueba en el resto del mundo que demuestre que estos lugares se pueden regenerar, los daños de la salmonicultura son irreparables. De instalarse en el Canal Beagle, las consecuencias serían las mismas, perdiendo este ecosistema para siempre.