Ushuaia 22 de noviembre 2023.- “Dos océanos” es el nuevo documental de Gonzalo Prados -fotógrafo y aventurero- quien recorrió Península Mitre en bicicleta junto a su equipo. Pedaleando durante cuatro días, capturaron la belleza de los paisajes y lo más íntimo de las pocas personas que allí habitan.

La primera escena de “Dos océanos” muestra a un gaucho (en algún lugar del fin del mundo) sentado y tomando mate de la pava en su cocina. Posee una quietud que contrasta con el espíritu aventurero que propone la película: una travesía en bicicleta entre Chile y Argentina, por Península Mitre.

El gaucho -llamado Fernando- es quien ha recibido a Gonzalo Prados (impulsor y protagonista del film), Martín “el Negro” Chielli y Juan Baur (productor) en la estancia María Luisa -donde trabaja- en el último tramo del recorrido de los viajeros. Mirando a la cámara, Fernando cuenta que debió advertirles sobre el peligro del cruce que estaban a punto de emprender.

“Nosotros estábamos queriendo cruzar el río, cuando nos encontramos con Fernando que nos vino a preguntar hacia dónde íbamos. De alguna manera, nos salvó la vida, porque se estaba haciendo de noche y no íbamos a poder volver. A esa altura, ya habíamos hecho 90 km de viaje, habíamos subido una trepada muy brava y estábamos con la ansiedad de terminar la película. Pero la verdadera película estaba ahí, con Fernando”, relata Gonzalo Prados, fotógrafo y documentalista.

Prados expresa que estos personajes anónimos que aparecen en el camino son los protagonistas de ésta y de cualquier historia que valga la pena contar: “Yo creo que el formato que buscamos tiene mucho que ver con las historias mínimas”. Por eso, cada vez que Gonzalo sale de viaje, lo hace inevitablemente con su equipo de filmación, porque esos testimonios espontáneos, se encuentran cuando uno anda con el ojo atento, y dispuesto a dejarse llevar.

Los que vivimos en las ciudades nos vamos encerrando y lo que quiero lograr con una peli como esta es que la gente se levante del sillón, que tenga ganas de armar una mochila y salir, aunque sea ir caminando al río; buscar las historias más hermosas, que son las que están ahí afuera”.

 

La pedaleada

La hoja de ruta del viaje marcaba un recorrido en bicicleta (Prados y Chielli pedaleando) entre Chile y Argentina y una camioneta, manejada por el productor de la película. El vehículo motorizado resultó fundamental, cuando se encontraron con que el paso fronterizo que pensaban atravesar estaba cerrado y debieron desandar el camino para llegar hasta otro cruce.

“El verdadero protagonista de la película es el Negro Chielli, él es el que pedalea. Yo me sumé en bici para sentir lo mismo que sienten los protagonistas y no ir filmando desde una camioneta”, revela Prados.

Fueron cuatro días de pedaleada para recorrer los más de 280 km que distancian una costa de la otra: “El objetivo era hacer una pedaleada hasta llegar al mar. Quisimos hacer una película mostrando la travesía en bici desde el Pacífico hasta el Atlántico, unificando dos países, dos océanos, y Península Mitre”.

Durante los kilómetros recorridos, fueron conociendo a los solitarios encargados de las estancias, quienes, con su vida simple y ermitaña, cautivaron la cámara de Prados. Fue en el tramo final del viaje cuando se encontraron con Fernando, quien da inicio a la película, sentado en su rancho y en blanco y negro.

“Un documental es lo que el director quiere que sea. Muchas veces nos imponen ver determinadas cosas, pero poner la cámara entre la camisa y la piel de alguien, y que esa persona -que no está acostumbrada a la cámara- te cuente orgullosamente lo que hace o lo que siente, me parece el gran desafío. ¿Cuáles son las historias que queremos contar? Las historias mínimas”.

Fernando, que trabaja como encargado de la estancia, los invitó a la casa, compartieron un guiso y les ofreció que pasaran la noche allí. “Nos hicimos amigos, como si hubiésemos estado allí diez días. Cuando estás fuera de tu casa, muy lejos, estos tipos son tu protección y también los cuidadores de la naturaleza”.

“Esta es una película en la que no sucede nada distinto: no pasa nada, pero pasa todo, porque así es la vida cotidiana de estas personas. Están a 40 km del campo más próximo, sin señal de celular, no tienen wifi… Ellos laburan y están acostumbrados a la vida dura, la cocina a fuego, el mate, el cuchillo”. El reto es lograr transmitir lo profundo de esa forma de vida; un objetivo que -asegura Prado- no depende de la calidad de las cámaras.

 

El fin del mundo

“Queríamos ir hasta donde la tierra termina… O donde empieza”, dice Prados de la elección del destino para semejante travesía. “Península Mitre es uno de los lugares más indómitos y prístinos. Como el hombre todavía no lo conquistó, aún no lo ha destrozado; esta es, también, una manera de cuidarlo”.

La mayor parte del documental es monocromático porque, según cuenta Gonzalo, el paisaje mismo era en blanco y negro: “Cada amanecer, si no estaba nublado, había un sol brillante hermoso. Después llegaban las nubes y el día quedaba en blanco y negro. Pero la película también tiene destellos de color, porque hubo momentos impresionantes: el atardecer de la pedaleada el día que rompimos la bici, fue increíble”.

“Una frase que me gusta mucho dice que la gente paga para que no le pase nada y que a nosotros nos pagan, para que nos pasen cosas. Si te vas de travesía por Península Mitre, pueden sucederte muchas cosas: puede nevar, puede llover, se te puede romper la bici… Al segundo día, a los 30 km de recorrido, se nos rompió la bicicleta. Obviamente no podíamos seguir, por lo que decidimos volver a Río Grande, a más de 100 km. Como era feriado, todas las bicicleterías estaban cerradas, pero la comunidad ciclística de la ciudad se empezó a comunicar y, finalmente, llegó un mecánico que nos la arregló, en un lugar muy humilde de Río Grande. Él nos invitó a pasar la noche en su casa, y allí mismo también lo entrevistamos”.

Salir a “la conquista de lo inútil” puede ser un objetivo en sí mismo, a la hora de buscar los motivos de una película, o los objetivos de un viaje. “Pasar más frío, tener un poquito de hambre y romper con los prejuicios, son la meta y parte del mensaje que me gustaría dejar con mis registros”.

La película se presentó en Buenos Aires, el 11 de noviembre (fecha elegida por Gonzalo, por la cercanía al Día de la Tradición) y ya se encuentra disponible para ver en YouTube: https://www.youtube.com/watch?si=8lVV-yUagrsN0j2G&v=-PRSjmkPhGs&feature=youtu.be