Ushuaia 04 de febrero 2020.- El equipo liderado por el Ingeniero Carlos Pane logró obtener imágenes del subsuelo identificando restos y estructuras a partir del tronco de un árbol petrificado en la provincia de Neuquén. Se trata de un importante adelanto en el vínculo de la tecnología y la arqueología que permite identificar estructuras y objetos de millones de años de antigüedad.

 

Para el análisis de bosques petrificados el uso de georradares resulta revelador: “gracias al georradar se pueden localizar objetos, estructuras o cavidades por debajo del nivel del suelo. En este caso puntual el aparato permitió rastrear los restos del bosque con un simple objeto inicial, un tronco de árbol petrificado y semi enterrado fue el puntapié que abrió las puertas de un gran bosque que la ciencia ahora puede estudiar, del que puede conocer la evolución y analizar las etapas que pasó en millones de años transcurridos”, explica Pane.

El georradar funciona sobre un carro que permite avanzar y “rastrillar” la superficie sin dañar ni realizar excavaciones, esto se logra gracias a la emisión de ondas electromagnéticas que penetran hasta 20 metros bajo tierra y permiten generar un mapa detallado del subsuelo, identificando estructuras con sus características.  De esta manera, en base a un árbol petrificado de más de 50 millones de años.

 

Los bosques petrificados son yacimientos paleontológicos en los que se encuentran árboles fosilizados procedentes de eras geológicas pasadas. La Patagonia es una de las áreas más ricas del mundo en este tipo de yacimientos por lo que el uso de georradares representa una manera efectiva para su análisis sin ningún tipo de alteración ni desgaste en la superficie ni en los materiales a analizar.

“Es como armar un rompecabezas de un bosque que existió hace más de 50 millones de años y del que ahora solo tenemos como referencia visible algún tronco semi enterrado. Logramos visibilizar lo que fue un bosque que ya no existe. Es lo más cercano a “Volver al Futuro” que podemos tener, reconstruyendo a través del análisis de restos que están debajo de la superficie y que el georradar nos permite identificar”, concluyó el Ing. Pane.

 

Tecnología que permite «ver» bajo tierra 

 

Pane resalta que el uso del georradar «en el ámbito de la arqueología -como en este caso- sirve para  detectar estructuras enterradas y semienterradas, a partir de eso definir como era un bosque hace millones de años y los motivos por los cuales desapareció, como en este caso que suponemos que fueron olas volcánicas. También el georradar resulta muy útil en estudios de impacto ambiental porque ubica rápidamente pérdidas en cañerías o tanques. En el ámbito de la construcción permite estudiar el suelo previo a iniciar trabajos y encontrar objetos, cañerías enterradas, tuberías que podrían afectar el avance de las obras. Por otro lado, en obras civiles permite conocer el estado de capas asfálticas, losas, rutas, pistas de aterrizaje y puentes».

 

En este caso particular el equipo de Pane se encontraba «trabajando en Vaca Muerta y en un alto que tuvimos fuimos al bosque petrificado guiados por un baqueano nos ayudó a identificar el lugar exacto donde estaba el tronco. Tomamos las coordenadas en una primera incursión y despues fuimos con el georradar. Detectamos un bosque frondoso de araucarias, empezamos a trazar grillas de mapeos y fue sorprendente la cantidad de señales que obtuvimos y lo que nos habla del bosque que existió hace millones de años».

 

Fuente: argentinaonline