Ushuaia 09 de agosto 2017.- Hace escasos días, un grupo de periodistas egresados de la Universidad de la Plata presentó, en el Congreso de la Nación, un proyecto cuyo objeto es impulsar la creación de la provincia número 24, a la cual denominan Malvinas; cuyas islas, junto a Isla de los Estados, Orcadas, Sándwich del Sur, Georgias del Sur y otras, integrarían su jurisdicción.

Demás está decir que esta propuesta, tan pueril como insensata, no hace más que, mediante una curiosa abstracción, desmembrar a la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, para afectar gran parte de su extensión marítima e insular al declarado objeto de “generar un hecho que rompa el status quo y así poder realizar la tan ansiada mesa de diálogo con el Reino Unido”. Amplía los fundamentos, en el supuesto hecho de que “en la actualidad, el gobernador de Tierra del Fuego no puede abocarse a la problemática de la recuperación del archipiélago”, lo que si haría –de acuerdo a sus mentores- el gobernador de la provincia 24 ya que tendría la función única de levantarse todas las mañanas pensando en encontrar un entendimiento con los ingleses y diversos temas de interés que incumben al Atlántico Sur: pesca, petróleo, negocios” (El entrecomillado es textual de las declaraciones del autor de la iniciativa).

Pero el absurdo no termina allí. El proyecto propone, para viabilizar la Provincia 24, la creación de una Legislatura proporcional a la cantidad de habitantes, que serían los de Malvinas y cuya capital estaría localizada en Puerto Parry. Un verdadero disparate que no merecería demasiada atención sino fuera que el proyecto, presentado en un concurso de iniciativas realizado por el Ministerio de Educación de la Nación y la Secretaría de Asuntos Relativos a las Malvinas de la Nación, obtuvo el beneplácito de los organizadores.

En primer lugar, es necesario decir que una nación se construye con PARADIGMAS que no pueden ser soslayados. Incluso, vencen al tiempo porque se encuentran tan arraigados en la conciencia colectiva que los convierte en intemporales. La Provincia de Tierra del Fuego y su delimitación geográfica, no son un capricho legislativo, ni la concurrencia de voluntades de una Cámara. Es mucho más que eso. Es la historia, la integridad geográfica y el sentido de coherencia que supone la organización nacional y la fundación de cada una de los Estados que en conjunto se expresan en el federalismo.

El hecho de que Malvinas integren la jurisdicción de nuestra Provincia, es uno de los hechos más reivindicativos de nuestra política interna en relación a nuestras queridas islas. Idéntica lectura, debe hacerse en relación al amplio archipiélago que se extiende en el Atlántico Sur, incluso, desde los albores de nuestra organización nacional, pasando por el poblamiento de la Patagonia y particularmente Isla de los Estados y la Isla Grande de Tierra del Fuego, se advierte el estrecho vínculo de los hitos históricos que se desarrollan en la región austral.

Vale recordar –por ejemplo-  y en alusión al PROYECTO que expresa que la capital de la provincia Malvinas, se debería localizar en Puerto Parry, que nuestro insigne navegante, Luis Piedra Buena fue el argentino que estuvo más estrechamente ligado a la presencia argentina en la Isla de los Estados.

Otro dato para recordar es que en Puerto Parry, Islas de los Estados, se encuentra actualmente el Apostadero Naval A.R.A. “Comandante Luis Piedra Buena”. En mi caso tengo el orgullo de ser uno de los 14 hombres de la Armada Argentina que, con apenas 16 años de edad, en enero de 1978 integré la primera dotación (fundadores). Con mis camaradas, instalados en carpas, permanecimos 60 días abocados a la construcción de las primeras estructuras para el alojamiento de las futuras dotaciones de este puesto de vigilancia y control de tránsito marítimo de la Armada.

A partir de 1881, se decide incrementar esa presencia argentina en el extremo austral, e instalar faros y subprefecturas en Isla de los Estados y Tierra del Fuego. El gobierno nacional nombra al Coronel de Marina Augusto Lasserre al mando de la “División Expedicionaria al Atlántico Sur”. A mediados de abril de 1884 la expedición llega a la Isla de los Estados. Posteriormente se funda Ushuaia. En San Juan de Salvamento, paralelamente a la instalación del faro, comienza una incipiente colonia penal que más tarde, como todos conocen, se traslada a Ushuaia para fundar nuestro Presidio.

Es decir que la historia de Tierra del Fuego y sus espacios insulares se desenvuelven en una misma lógica histórica que nos puede ser escindida y mucho menos desconocida.

En definitiva, un proyecto carente de toda lógica.