Ushuaia 12 de octubre 2022.- La experiencia de registrar fascinantes paisajes submarinos en los bosques de algas de Península Mitre, en la mirada de una experimentada apneísta y videógrafa de aguas heladas. El arte como un puente entre la comunidad y la ciencia para crear conciencia sobre la necesidad de protección de este ecosistema único.\
“Todos tuvimos una conexión con el agua y en algún momento de la vida, lo retomamos”
“En el agua, todo deja de tener peso. Nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestro juicio”, dice Laura Babahekian, videógrafa subacuática, artista visual y apneísta profesional especializada en fotografía submarina.
Nació mirando el mar, en la Costa Atlántica, por lo que, entre tantos destinos abiertos a través de su formación en Bellas Artes, la vida siempre la llevó a relacionarse con el agua. Actualmente, está vinculada a proyectos artísticos enfocados en la conexión del ser humano con su entorno. En particular, proyectos que buscan proteger los océanos, considerando el arte como un puente entre la ciencia y las personas. Hace unas semanas formó parte de un equipo interdisciplinario que realizó una expedición a sitios nunca antes muestreados o estudiados de Península Mitre.
Los científicos llegaron con el objetivo de entender cómo contribuyen estos bosques submarinos a la mitigación del cambio climático. Laura, por su parte, compartió la expedición con Camila Jaber, ingeniera, deportista, recordista mexicana y apneísta. Juntas se propusieron “retratar el encuentro de una persona con un entorno poco conocido y cómo este encuentro atraviesa a un ser humano”.
Durante la apnea, las y los nadadores no se asisten con aire suplementario, sino que lo hacen solo con su propia respiración. La última inhalación será el oxígeno que utilizarán en los siguientes segundos o minutos sumergidos, dependiendo de cada persona.
A diferencia de bucear con tanque, en el caso de Laura, la apnea le permite subir y bajar «con total libertad. Sin emitir burbujas, los movimientos son más suaves”.
¿Cuánto se puede aguantar debajo del agua sin respirar? «Es relativo, depende de cada persona», explica Laura. «En mi caso tiene que ver con la alimentación, cuán hidratada estoy, cuán estresada. En general, para documentar, trato de no estar más de dos minutos, porque me conviene más subir y bajar más seguido, que tardar mucho en el fondo».
Luego de recorrer el mundo por más de 15 años con su cámara a cuestas, por estos días, Laura vive en la costa patagónica, lo que le permite practicar diariamente sus técnicas de inmersión. «Me meto todos los días de 5 a 8 minutos para que después, cuando suceden este tipo de expediciones, como la de Península Mitre, solo pueda concentrarme en lo que voy a hacer con la cámara. Que el agua fría no sea un impedimento o me robe energía extra».
Bosques submarinos en el sur del sur
Laura compartió su experiencia junto a Camila Jaber, a quien había conocido hace cinco años en un mundial de apnea. «Ella competía y yo documentaba el mundial, nos vimos en la profundidad. Le saqué fotos y ese fue nuestro primer y último contacto. De las aguas cálidas hace más o menos cinco años, nos volvimos a encontrar acá, en el sur del sur».
Cuando Laura es convocada por científicos, la actividad se concentra en documentar lo que van realizando. “Pero en este viaje, se me dio la libertad de poder trabajar artísticamente con otra apneísta. Entonces la responsabilidad fue mayor, porque tenía que producir o crear artísticamente desde el sentir”
“Es como si el mar en la profundidad, fuera un lienzo blanco. Obviamente, con mi compañera en apnea es fundamental conectarse en todos los sentidos”. Sin duda, fue un desafío muy grande “y lo logramos”, se ríe.
Pensar en bosques, por lo general es imaginar árboles altos, fauna de aire y tierra. Pero, ¿cómo es un bosque debajo del mar? “A mí, me pasaba algo muy interesante, me sentía adentro de un cuento de hadas. Era sumergirme y ver que de alga en alga de repente saltaba un bichito de color, y sus movimientos, con tanta magia, tanta libertad”.
“Tener ese encuentro en el silencio de la profundidad, es único. No es algo que uno ve todos los días y si te piden que te lo imagines, cuesta si nunca lo viste. Creo que lo que genera eso, ver el mundo que hay ahí abajo y que pertenece a un lugar tan rico y tan remoto, lo hace mágico”
“El arte es un puente entre la comunidad y la ciencia”.
“Pienso que para generar cambios, para defender algo es necesario poder conocerlo”, apunta la artista. El mar para mí, es contención. Es la base de la vida. Creo que el arte lo que hace es acercar la información a la comunidad en un lenguaje más simple»
La búsqueda de Laura, como parte del equipo que realizó la expedición a la península, fue intentar que las personas se identifiquen con lo que pasa debajo del mar. Retratar a Camila entre los bosques de macroalgas de Península Mitre para que los conozcan y lo sientan como propios. “Creo que es la base para llegar a pedidos que interpelen a las decisiones políticas”, señaló, en referencia al proyecto de ley que busca crear el área protegida, no solo terrestre, sino también marina, ya que alberga uno de los ecosistemas más prístinos del planeta.